Me vi rodeado de miradas anhelantes. Ante el vértigo que me produjo la negrura ansiosa de aquellos
ojos brillantes, decidí tomar un descanso más por miedo que por alguna falla
enérgica. Medité cuál sería mi siguiente paso antes de volver a la opresiva
habitación llena de demonios hambrientos de placer y risas, y decidí que era
hora de la nariz roja. Si no conseguía complacer sus pequeñas majestades e ilusiones,
al menos estaría seguro de poder aterrarlas.
Débora Ochoa Pastrán, 28 anos, Caracas, Venezuela
Desafio nº 49 – história louca de férias!
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