Mis amigos y yo solíamos bajar a la playa todas las
mañanas para practicar surf, pero un día cerraron misteriosamente la playa
donde entrenábamos. Una noche nos escapamos de casa y decidimos colarnos. Era
la noche perfecta para surfear. Entonces noté algo suave que rozó mi pierna
inesperadamente y grité del susto. No veíamos casi nada. Mi amigo sacó su móvil
y con la luz investigamos qué había bajo nuestros pies… descubriendo una pareja
de delfines nadando.
Adriana de Miguel, 19 anos, Santander, prof
Paula Pessanha Isidoro
Reto 49
– historia medio loca sobre las vacaciones
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