No
era bastante con que mi amigo vomitara en el coche de camino al aeropuerto
porque también lo hizo en el aeropuerto y en el avión. Cuando llegamos a la
soñada Alemania, no paró de llover en toda la semana. Encima esa ciudad era
aburridísima y no encontramos un supermercado que no fuera hindú cerca del
albergue. “Esperad”, les dije a mis amigos, “que estoy pensando que igual nos
equivocamos y cogimos un vuelo a Nueva Delhi”.
Lara Cantos Modesto,
21
años, Salamanca, prof Paula Pessanha Isidoro
Reto 49
– historia medio loca sobre las vacaciones
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