Se
fue en agosto para no volver. No tomó en serio sus últimas palabras
pronunciadas, las rimas pueriles eran para aquellos que salen de una habitación
con la promesa de retornar. “Vou embora. Não aguento mais esse desgosto. Fica
aqui, a gosto ou a contragosto, sem mim. Não esperes por mim”.
Recordó
que las portuguesas solían partir con melancolía, no rabia. Pero la sentencia
del “no me esperes” era el ineludible fin de todos sus meses juntos.
Andrea Crespo Madrid, 20 anos, Salamanca, prof
Paula Pessanha Isidoro
Reto 50 – agosto, a
gusto, disgusto, regañadientes
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