Aunque
intuía su destino, no lo creyó hasta ese momento, en que Luis y Raquel sacaban
el viejo árbol de Navidad de la casa. Al principio, pensó en mudarse al techo,
pero sabía que la pareja era muy dada a usar el plumero. Se quedó en el árbol.
Una vez fuera, buscaría una casa abandonada en la que vivir. Sin embargo, al
sacar el árbol, Raquel la descubrió y la araña evitó así su destino para
siempre.
Laura Herrero Román, 29 años,
Salamanca, prof Paula
Pessanha Isidoro, USAL
Desafio nº 80 – o Natal da aranha
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