Estaba
acostumbrada al tejer sin cesar, incluso en época navideña. Primaba el hambre y
para los arquitectos arácnidos, entusiastas modernos de la línea curva, no
había descanso.
Un
hombre advirtió su presencia con un grito. La tarántula percibió la violencia
que se avecinaba. Con sus ocho ojos, señaló a la tela, tejida con tanta
delicadeza. El hombre entonces observó: cada hilacho parecía un copo acendrado
de nieve. Supo, en ese momento, que no podría quitarle la vida.
Andrea Crespo Madrid, 20 anos, Salamanca, Espanha, prof Paula Pessanha Isidoro, USAL
Desafio nº 80 – o Natal da aranha
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