Cruza las piernas ensimismada en lejanías. Balancea el zapato sobre el dedo
y enreda al tacón vaivenes descaminados que descalzan sobre la acera presencias
de una jungla. Té, tintineos, timbales, sorbo y danza. Suscita el sosiego
volverse hacia Tanzania; ojos a las olas; labios a las algas. No incomoda el
tiempo sino la intimidad de trasponer el gozo. Dulzura como tierra… Entretanto
el agravio de la espera roza el tobillo azulado que desnuda a veces el vaquero.
José Ignacio M.G., 57 años. Valencia de Alcántara, Cáceres, España
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