Lámpara
inagotable, lupa perpleja, escritura tachada, papeles que fueron insumisas
provocaciones… Sombras de haber pensado mientras probablemente también el
silencio aspira a ser el lápiz con la punta partida que un momento antes
desenredó la idea persistente que no encontraba salida desde anoche. Pública o
íntima una expresión acaso vague inconcusa aún. Mortal inadvertir el auge
intemporal de entender que la escritura dialoga sólo con quien quiera no
experimentar el desencanto primario de reducirse a la ausencia.
José Ignacio M.G., 57 años, Valencia
de Alcántara, Cáceres, España
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