Para aprender a amar Marruecos y su cultura
solo necesitamos cinco ingredientes:
Una cucharada de la arena de las dunas de
Merzouga, de su árida tierra y su olor seco; un vasito del mejor café árabe de
Marrackech; un cazo de espuma de mar de la fascinante playa de Essaouira; un
toque de aroma del jardín más vivo existente, el de Majorelle; y un pigmento de
color de los zocos marroquíes.
Marruecos no se visita, se disfruta.
Alba Mº del Brío Nieto, 19 anos, Salamanca
Desafio RS nº
10 – uma receita em 77 palavras
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